Wednesday, April 6, 2011

Wikitensiones

Por Julio Espinosa

El Canciller Patiño debe sentirse muy realizado después de haberle expulsado a la embajadora Hodges del país. Pues es sueño de todo revolucionario poder sacarle el dedo directamente a cualquier emisario del imperio. Sin embargo me parece que el epicentro escandalizador del wikicable que compromete expresiones de la ex embajadora debe estar centrado más en las denuncias de corrupción que en el “daño moral” que pueda haber sufrido el presidente Correa. Y es que el Canciller Patiño ha dicho en una entrevista de Canal 8 que el señor Correa siente que su honra y honor han sido afectados con tales expresiones, las cuales aseguran que él mismo conocía las redes de corrupción y extorsión en la que el general Hurtado estaba involucrado antes de ser nombrado comandante de la Policía.

Sin duda son alegaciones graves pero el gobierno se ha centrado en denunciar la intromisión de la embajada americana en temas nacionales cuando me parece es más importante desenmascarar la podredumbre que ya todos sabemos acecha a dicha institución. Con este precedente ¿será posible que exista la voluntad política para investigar lo revelado en el cable? Esto además nos ha sorprendido con la noticia de que Wikileaks entregó 343 cables al diario El Universo que comprometen al gobierno ecuatoriano; se desencadena toda una serie de preguntas a raíz de esto. Por ejemplo ¿cuál será la actitud del gobierno si se revelan más casos de corrupción? O sino ¿cuántos funcionarios extranjeros más serán expulsados?; ¿Correa se atreverá a declarar “non” grato a alguno de sus acólitos en caso de que se encuentre comprometido? Asimismo, no olvidemos que Julian Assange casi fue declarado invitado de honor por el gobierno, pues muchos de nuestros revolucionarios veían en él un símbolo de rebeldía en la nueva era de la informática. Me pregunto si Assange ahora se convertirá en un mentiroso y calumniador temerario que busca desprestigiar a la Revolución Ciudadana; me gustaría consultarle al Corcho Cordero.

Y ¿ahora qué con la embajadora Hodges? Si bien estuvieron delicadamente comprometidas ciertas expresiones suyas, estoy seguro que nuestros funcionarios hablan pestes de otros países y calumnian tranquilamente casa adentro. Este debate pareció haber sido superado por toda la comunidad internacional a finales del año pasado cuando Assange reveló que su organización había entregado más de 250 mil cables a cinco de las más grandes agencias periodísticas del mundo. Los gobiernos condenaron el robo de estos cables y aparentemente hubo un mutuo entendimiento de que las acciones de Wikileaks podrían ocasionar roces lamentables pero al final del día roces innecesarios y comprensibles porque la verdad es que a todos nos gusta hablar mal del resto sin que nadie se entere. Además escuchamos a la embajadora explicar que no tuvo el tiempo suficiente para consultar a Washington DC sobré cuál debiese ser la posición de la embajada frente al acontecimiento y recordó también que el Canciller Patiño ya había conversado con Arturo Valenzuela, Subsecretario de Asuntos Hemisféricos de Estados Unidos, y que ella no tenía mucho más que comentar en ese instante.

Si algo sabe hacer bien este gobierno es hacer daño a la gente. Ha perdido completamente el pudor, para citar a Teodoro Bustamante en su columna más reciente. Si se hubieses tratado de un funcionario y ciudadano ecuatoriano inmediatamente Correa le hubiera clavado una demanda millonaria o exigido que se lo encarcele junto al coronel Carrión, quien espera ya más de seis meses detrás de las barras por un juicio justo, básicamente por haber abierto la boca. Sin siquiera haber analizado el contexto en que se desarrolla este roce diplomático, el gobierno ecuatoriano prosudamente declaró persona no grata a la embajadora ayer las nueve y media de la mañana como si se tratase de un cáncer que el país necesita combatir inmediatamente. Correa y sus acólitos podrán insultar y desmoralizar a quien les dé la gana, pero ignoran que esta hacienda puede cambiar de dueño y capataz en cualquier momento; solamente espero que algún día estos sean el estado de derecho y las libertades civiles.

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