Por Julio Espinosa
La presidenta de la Corte Superior de Justicia de Guayaquil, María Leonor Jiménez ha expresado su frustración frente a la avalancha delincuencial que sobrevive el Ecuador declarando que lamentablemente no existe reforma legal alguna que frene nuestra descomposición social. “No hay ley dura que sea, no hay pena grave que se imponga que cambie a la gente, porque es la gente la que ha cambiado penosamente hacia el mal… Nuestra sociedad se ha deteriorado tanto”. Y es que en esta declaración que en primera instancia se refiere al crimen callejero (robos, asesinatos, violaciones, secuestros) no queda mal aplicándola a nuestro pudrimiento social en mayores niveles.
Por otro lado, un video navideño de 1957 de Isabel II del Reino Unido se convirtió en un éxito de YouTube con cerca de 1,2 millones de visitas en dónde la joven reina hace un llamado a la decencia moral que a los “nuevos” tiempos les hace falta y a la resistencia contra la corrupción “sutil” de los cínicos modernos. “Hoy necesitamos un tipo especial de valentía, no del que se necesita en el campo de batalla, sino la valentía que nos hace defender lo que sabemos que es lo correcto” (YouTube: The Christmas Broadcast, 1957). Es curioso como las preocupaciones de las sociedades se repiten con el tiempo y en distintos lugares. No obstante, existe una realidad que conecta al discurso de la Reina de Gran Bretaña con la de la presidenta de la Corte Superior de Justicia de Guayaquil y es que sí, existe un deterioro moral profundo dentro de las conciencias de los ecuatorianos.
Si bien el mensaje de Isabel II carga un contenido religioso (navideño), aquella moral a la que ella se refiere va más allá de nuestra riqueza o carencia de Fe mística. Luchar por lo que sabemos que es lo correcto no es franquicia de ninguna religión, y el elevado número de creyentes en el Ecuador y América Latina, que incluso festejan sus respectivos rituales con mucha rigidez, es evidencia empírica de que la religión en absoluto garantiza la decencia social y la honestidad individual.
La señora Jiménez probablemente quiso también referirse a aquel deterioro social en donde hemos perdido nuestras costumbres de defender lo correcto o de“Stand up for everything that we know is right”, como dice el mensaje real de 1957 que en español literal significaría algo como “ponerse de pie” o “defender enérgicamente” todas aquellas cosas que sabemos en nuestras conciencias que son correctas, éticas y no venderlas por nada.
Vivimos en el Ecuador, además, la proliferación de la cultura del cinismo, como bien lo menciona la Reina de Gran Bretaña hace más de 50 años, en donde ni siquiera nos avergonzamos en admitir nuestras indecencias, sino que las defendemos abiertamente buscando cualquier argumento para justificarlas. O en nombre del bien de nuestras familias, o de no perder un puesto o una prebenda, o en nombre del pueblo y de otras causas políticas, justificamos o aceptamos nuestras malas costumbres de fomentar la tradición de las coimas y los mercados negros de “cachinerías”, la compra de conciencias, la evasión de impuestos, o el uso indebido del erario público.
Incluso quienes tenemos amigos que trabajan directamente con el gobierno muchas veces vemos como defienden, o al menos aceptan, las fechorías del mismo en nombre de la mantención del poder (lógicamente en un país tan frágil), de que “así es la política” o en nombre de alguna otra causa cuando son en las actitudes más que en el papel y el discurso que Ecuador necesita reflexionar sobre qué es lo correcto.
Mientras tanto para salvarnos de la inseguridad y la corrupción nuestros legisladores continúan escribiendo leyes y el gobierno emitiendo decretos, como si aun no hubiésemos tenido suficientes.
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